lunes, 18 de mayo de 2009

A Benedetti.

Al señor Mario
Al señor Mario
que con su pluma
pintó nuestros amores,
nuestros agravios.
Al señor Mario
que con su tinta
que fue su sangre
bombeó textos y letras.
Al señor Mario
que hoy es ido
y es vertido a la memoria
y es escritor y ya es gloria.
Al señor Mario,
del que me despido
y aun sin haberle conocido, lo confieso,
que conocí su alma en sus sonetos.
De Miguel a Mario.
Mario Benedetti, sempiterno escritor uruguayo, ya yace en nuestro corazón, en la memoria, ya se lo llevó la tierra, ya nos quedó sólo su gloria. Día de luto, para mi, para iberoamérica, para los que con letras pintamos sentimientos y verdades, para todo aquél que devora párrafos de forma voraz. Se nos llevó la ''parca'' a Mario Benedetti, nos arrebató su maestría, nos privó de su melancolía y traicionó su compañía. Hoy, ido, será polvo en la tierra pero no será olvido. Es ya rumor, recuerdo, arrullo, pero es: poema, texto, ensayo, todo lo escrito suyo es recuerdo nuestro y es su memoria y es parte grande de la historia. La victoria de la muerte parcial fue pues su simiente, los escritos de don Mario, serán siempre y por siempre jamás el baluarte donde se defienda su memoria, su trayectoria, su victoria final sobre la mano fría que algún día a todos nos ha de tocar.
De Rubén a Mario.
Un poeta de tan alta condición duerme ya sólo en su imaginación.
De Elvira a Mario

En memoria de este fantástico autor que no conocí cuando estaba vivo y que descubrir cuando murió. Espero que en la memoria de todos los corazones prevalezcan las palabras tan hermosas que solía escribir este hombre tan maravilloso, y que en años venideros siga mostrándole a la gente lo bonita que es la vida.
Chau número tres

Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres.

Sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
segura sin seguro.

Te dejo frente al mar
descifrándote sola
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota.

Te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía.

Pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono.

Estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos.

Estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra.

Estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen.

Y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote.

Mario Benedetti
Adiós Mario.