miércoles, 1 de junio de 2011

Sobre la filosofía y el conocimiento humano

Sobre la filosofía y el conocimiento humano

Partamos, pues, de un hecho: conocemos; sigamos con el discurrir hasta hallar el siguiente punto de nuestra disertación (de nuestra teoría si lo prefieren así): Avanzamos; formulemos ahora una premisa: Porque conocemos avanzamos o ya que conocemos avanzamos. Con este axioma ahora podemos levantar una pequeña hipótesis: En tanto que el ser humano conoce, avanza, en cuanto que avanza evoluciona; aunque ahora no posee la técnica ni el conocimiento para, por ejemplo, realizar un viaje en el tiempo no quiere decir que en un futuro no lo vaya a tener o conocer, por tanto, hipotéticamente, el ser humano podría ser capaz de llegar a viajar al pasado o al futuro.

Una vez levantada esta hipótesis podemos racionalizarla con algunos argumentos y contrastarla con otros: Hace quinientos años, por ejemplo, se creía que la Tierra era el centro de la existencia, por tanto, ahora, en cuanto a viajes en el tiempo se refiere podríamos estar tan equivocados como entonces en cuanto a la localización del planeta llamado Tierra. Nuestro discurrir en este momento se acaba de cargar – Sí, he dicho cargar, han leído bien- toda la astrofísica no teórica actual. ¡Plaf! La he borrado del mapa tan sólo con el hecho de decir que podemos estar equivocados (Es una realidad la de que el ser humano se apegue a su realidad temporal como si le fuera la vida en ello –quizás incluso sí que le va la vida en ello-)

Si no fuera porque Albert Einstein ya asentó en su día las bases para los viajes en el tiempo (Vease las leyes de la relatividad general) todos los argumentos científicos actuales se habrían visto comprometidos por un simple ejercicio dialéctico. No obstante ante mi absurda disertación primera sólo cabe decir que no pasaría del segundo filtro que tiene el conocimiento humano para conocer. La Filosofía. Mi disertación teórica sólo era el mero juego de lo absurdo para hacerles pensar en lo siguiente que expondré. Les quiero hacer pensar pues, que sin Kant, sin Hume, Newton sólo sería un triste físico más cuyas teorías, aunque completamente necesarias y actualmente indispensables para el pensamiento humano no habrían sido nunca ratificadas ni contrastadas en el sentido verdaderamente humano de la palabra. Es decir, que sin Kant no hubiera anunciado que nuestra manera de cognoscer y discurrir es totalmente espacio-temporal o Hume no hubiera afirmado antes que Kant, que el empirismo es, dicho mal y pronto, dudar extensiblemente de todo de lo que no puedes tener una experiencia, quizás, muy probablemente, la ley de la gravitación universal (cuya experiencia apócrifa nos relata cierto ilustre manzanazo) el cálculo infinitesimal, las leyes (ilustrísimas leyes) de la termodinámica y todo ese saber habrían quedado en un ostracismo cimentado por la firme mano de la desconfianza humana. Son los científicos pues quienes descubren. Eso es cierto e innegable en cierto modo. Pero son los filósofos quienes sostienen esos saberes.

Los científicos descubren algo, pero por cada científico se necesitan cuatro filósofos, uno que aplique la metafísica y el cómo ese descubrimiento puede cambiar la concepción de ser que se tiene actualmente, otro que lo englobe en una necesaria rama de la epistemología y argumente de qué manera se puede llegar a conocer, otro que lo adoctrine y lo sumerja por el inestimable filtro de la ética pensando y discurriendo sobre de qué maneras puede afectar el nuevo descubrimiento al género humano (¡Hay! Si se le hubiera dicho a Einstein que sus teorías podrían fomentar la creación de una bomba tan altamente destructiva habría bramado porque estas pasaran por un filtro ético para que no saliesen adelante por esos derroteros.) y por último otro que englobase todos esos pensamientos en uno y los hiciese funcionar como funciona la mente humana (mal, a veces)

La importancia de la filosofía, y hablo de mi pensamiento más profundo y desde mi credo –como verán pese a algunas alusiones demostrativas aún no me he apoyado en la palabra de ningún pensador- es pensar, simplemente pensar. Como diría Aristóteles (ahora, como ven, sí) Filosofar es hacer lo propiamente humano. La virtud de la filosofía consiste en eso, su importancia radica absolutamente en el pensamiento y con ello no me refiero a un sistema de uno, dos o tres autores, no, si no que me refiero al sentido estricto de la palabra pensar; es decir, que si no se piensa, por mucho que se quiera, no se avanza, tan sólo se estanca uno en una idea que más que ideas es nada y allí se queda. De esto llego a concluir que lo verdaderamente humano no es tan sólo pensar, sino que también lo es avanzar pues se avanza en cualquier campo en tanto en cuanto se piensa, estudia o medita sobre él. Ahí va por tanto una paradoja para todos los estatistas griegos presocráticos (y postsocráticos debido a que el termino pre necesariamente connota temporalidad y algunos también fueron posteriores temporalmente) ¿Si todos aquellos filósofos que decían que no había movimiento en el mundo como es que ellos avanzaban cada vez que pensaban en sus propias teorías y llegaban a discernir de ese modo sus propios sistemas? Es una paradoja puesto que defendían lo estático y sin embargo ellos tenían implícito el movimiento sobre ellos mimos. Quizás, es que, ese tal Nous que Anaxágoras dibujó y que después Aristóteles rescató como motor inmóvil causa incausada de todo seamos nosotros mismos, los humanos y nuestros propios pensamientos en tanto en cuanto movemos la realidad que nos rodea conforme a nuestras ideas.

Dejando de lado los paradigmas metafísicos volvamos a lo que nos ocupa y veamoslo desde otro punto de vista, cambiemos la perspectiva y analicémoslo desde un ámbito político-social ¿qué es la filosofía para la sociedad? Ya hemos visto su importancia epistemológica y metafísica, pero a la hora de aplicarla socialmente ¿qué importancia tiene? Un sociólogo orgulloso de sí mismo (Y de su circunstancia de ‘’experto’’) diría que ninguno, que todo cambio se debe a que la realidad se mueve en torno a ciclos que hacen que los modos el pensamiento y la política vayan cambiando conforme a que la historia avanza y los hechos suceden de otra forma. Esta es una hipótesis cualquiera de un sociólogo hipotético (¿Por qué no? La mayoría de las ciencias sociales sólo son capaces de ver ciclos por todos lados, a pesar de que sea un pseudo-sociólogo, entiéndase la palabra pseudo como falso en este caso, podría ser la respuesta real de cualquier experto en la materia que despreciase la filosofía) a la que yo respondería parafraseando a Unamuno y le diría de esta forma: ‘’Quae adeo absurda sunt, ut vix recenseri mereantur’’, lo que viene a ser: ‘Todo lo cual es tan absurdo que ni merece ser refutado’’. Ya que estamos hablando de la filosofía diré que hay dos épocas donde se aprecia a la perfección como afecta el pensamiento de un autor a todos sus contemporáneos (y ya no tan contemporáneos). Una es la época clásica donde los primero filósofos occidentales echaron raíces y se asentaron y su pensamiento, estoico, epicúreo, hedonista, aristotélico, platonista, sofista, socrático, etc. Marcó la forma de pensar en cuanto al género humano durante casi dos mil años a los hombres. (Y digo dos mil basándome en que el pensamiento del siglo IV a.C de Aristóteles llegó hasta el siglo XV de nuestra era vigente y fomentado por la Iglesia) La otra gran época es, y que aún hoy se mantiene, la de los siglos XVII, XVIII y XIX donde Rousseau, Voltaire y Montesquieu sentaron las bases de la democracia; Kant nos legó la deontología; Marx, Kropotkin, Malatesta, Bakunin, Engels, entre otros nos legaron la lucha social y política, la revolución contra el poderoso y el espíritu de inconformismo que después embargaría al siglo XX y que ahora a principios del XXI comienza a dormirse y en mi opinión ha de ser reavivado.

La importancia de la filosofía va mucho más allá de sus textos plagados de palabras inteligibles o preñados de tecnicismos, va más allá de un pensamiento, de una idea, de una palabra dicha en el momento adecuado, es mucho más simple que todo eso, la filosofía es el simple hecho de preguntarse por qué y de pensar acerca de ese por qué y su importancia radica en su simplicidad, en que cada ser humano puede llevar a cabo un tipo de pensamiento y que cada incógnita puede ser revelada por ese pensamiento, que cada nuevo avance puede ser y ha de ser argumentado conforme a un pensamiento en que el comportamiento humano se compone de ese pensamiento. En definitiva, la filosofía es importante en tanto en cuanto es real, es, mejor dicho la capacidad de cambiar la realidad de cualquier modo o punto de vista, desde una perspectiva social a una perspectiva histórica desde el más novísimo descubrimiento científico hasta la más antigua civilización se necesita pues de alguien que piense más allá de todo lo meramente práctico, se necesita de alguien quien desmonte el conocimiento y lo analice parte a parte y exponga ante todos la verdad, su verdad y esa persona necesita de alguien que le contradiga pues, sólo por la controversia entre las ideas, solamente por la contradicción entre las mismas el género humano avanza a pasos de gigante.

Ahora, perdónenme toda esta entropía y este fango mental que les he dejado leer, es simplemente mi opinión personal de lo que significa la filosofía, simplemente espero no haber incurrido en ningún tipo de error ni haberme tomado demasiadas confianzas o haber sido demasiado efusivo, pero es de este modo como vivo la filosofía, como una pasión y por ello tiendo a explicarme y extenderme con tanta fuerza cuando se me insta a hacer un texto de estas características.