sábado, 26 de noviembre de 2011

El Materialismo histórico en el Capitalismo moderno.

El Materialismo histórico en el Capitalismo moderno.

1.- El Materialismo histórico clásico

El Materialismo histórico se define normalmente como el marco conceptual usado por Marx y Engels para analizar científicamente la historia humana, en oposición a las teorías burguesas y socialistas que expresaban la historia de una manera más idealista.

Para Marx y Engels, la historia humana es en si el producto de la contradicción entre clases sociales, es decir, entre las clases obreras u oprimidas y las propietarias u opresoras. Esto se ve claramente en el ejemplo de las sociedades anteriores al capitalismo, es decir, la época antigua (Roma), la época feudal (Edad media) o la época moderna (Edad moderna). Estas sociedades presentaban diversos tipos de relaciones sociales según su economía (Patricio-Caballero-Liberto-Esclavo; Señor-Siervo, etc). Estas relaciones se repiten en la época contemporánea, cuya infraestructura es el Capitalismo, sin embargo, en oposición a lo anterior, en esta época los medios de producción han cambiado y también los poseedores que en este momento son los burgueses.

Entonces, para comprender el ‘Manifiesto comunista’ y sus propuestas, deberíamos ver al Capitalismo como un sistema socio-económico que se basa en la idea de libre mercado y de libre intercambio de bienes, donde los dueños de las fuerzas de producción, llamados burgueses o propietarios, mantienen una relación de producción con una clase no propietaria llamada proletariado, que no es más que todo aquél humano no poseedor de ningún medio productivo pero con capacidad de producir trabajo, ya sea por medios físicos o mentales. Ese trabajo, al medirse temporalmente, genera un plustrabajo, que no es otra cosa sino el trabajo que se realiza más allá de lo que normalmente un trabajador asalariado produciría en una jornada de trabajo. Ese plustrabajo genera a su vez una plusvalía, que es el beneficio extra que obtiene el capitalista por el ese sobreesfuerzo no remunerado del trabajador asalariado.

De este modo se aprecia cómo las relaciones entre ambas clases sociales (burgueses y proletarios) se remiten a las mismas condiciones que en pasadas sociedades, ya que, al adueñarse el burgués del plustrabajo, y del trabajo en sí del proletario, convierte a este e otra herramienta de producción a una compensación bajísima. Alimenta de esta manera las diferencias sociales entre ambas clases y alienta la necesidad de una revolución proletaria que busque, no destruir el poder del capital en sí, o la propiedad privada, sino más bien la repartición de los medios de producción con el único fin de conseguir una producción equitativa y garante para todos por igual.

De esta forma llegamos a la conclusión que con el comunismo, visto desde la perspectiva materialista-histórica, llegamos a una etapa final de la misma historia donde ya no existen diferencias entre clases, ni explotadores, ni explotados. Y donde además todas las necesidades son cubiertas y por tanto ya no existe una necesidad social de hacer una revolución que lleve a otra fase de la historia, por lo cual, llegaríamos a su fin en sí mismo en oposición a la visión capitalista-burguesa que aprecia la historia como una sucesión de grandes acciones y hombres o la visión socialista de la historia que se basa en los ideales abstractos de Justicia, Igualdad y Libertad.

2.- Aplicación de Materialismo histórico a la sociedad actual.

Hemos visto en la anterior explicación sobre el materialismo histórico cómo se aplica básicamente a una sociedad capitalista clásica, ahora hemos de analizar cómo ese tipo de sociedades han ido avanzando y cómo han evolucionado a su vez los medios de producción permutando a la par las relaciones sociales entre las diferentes clases de la sociedad.
Si bien los conceptos de trabajo, plustrabajo y plusvalor están bien definidos, los medios de producción han variado con el tiempo y así mismo las relaciones entre clases han ido mutando conforme la infraestructura se ha ido transformando modificando a su vez la superestructura dependiente de esta. Así pues, entendido esto, comencemos el análisis.

Los medios de producción han cambiado. De esto no hay duda. Si bien en la época de Marx las fábricas tenían una conformación básica, jerarquizadas en una escala de mandos casi militar, que procuraban el funcionamiento de las máquinas de la forma más productiva posible para obtener de ellas la máxima rentabilidad, ahora, si bien esto se mantiene, las máquinas con las que han de lidiar los obreros han cambiado sustancialmente de tal modo que, ya no es sólo la capacidad de trabajo físico o mental lo que determina en sí el trabajo sino que también se precisa de una cierta profesionalización del obrero asalariado, que pasará a denominarse en vez de obrero asalariado, trabajador cualificado. Esto pues, determina también la inclusión de un rasgo de identidad del sujeto propiamente dicho, pues, el trabajo, que antes le alienaba y por sí mismo le hacía ajeno de aquello que producía. Ahora en lugar de eso, ya no es el trabajador dueño del bien producido en la fábrica (Dado que ese producto es producido por las máquinas y no por el obrero en sí mismo) sino que más bien toma el papel del garante de que las máquinas produzcan adecuadamente esos bienes.

Por lo tanto, se ve aquí a priori un cambio en las relaciones entre trabajadores y burgueses. En lugar de la visión histórica materialista clásica dónde se explica que el obrero es dueño de cierta parte de lo que produce, ahora ya no produce esos bienes, y por tanto, al tomar tan sólo ese papel de garante el producto, producido por la máquina, ya no es de su propiedad única, sino que se podría aducir que es el producto de una simbiosis hombre-máquina, donde la máquina produce y el factor humano se asegura de la producción de esta, recibiendo en concepto de su trabajo y de su cualificación unos honorarios que le desvinculan por completo de lo producido.
No obstante, nos referimos al explicarlo de esta forma, como es obvio, a una fábrica de un país desarrollado, donde fácilmente podemos encontrar trabajadores cualificados y donde los sindicatos y movimientos sociales han ido poco a poco limando y transformando las condiciones y relaciones entre proletarios/trabajadores asalariados/trabajadores cualificados y los dueños de los medios de producción.

Sin embargo si nos remitimos a un país en vías de desarrollo o subdesarrollado, donde no existe en la superestructura los sindicatos ni los valores ni movimientos sociales, encontramos de nuevo esa descarnada relación entre proletarios y burgueses en la cual al proletario se le ve usurpado por la alienación de su bien producido y de su plusvalía y plustrabajo.

Así pues, tenemos que en una misma infraestructura básica que es el capitalismo, y que no se puede entender de ningún modo localmente sino que debemos verlo a escala mundial, tenemos que se dan dos distintas superestructuras; por un lado nos encontramos la superestructura de los países desarrollados u occidentales, en los cuales los medios de producción y las relaciones entre clases, así como el trabajo y su concepto han ido cambiando hasta darse de un modo en que no se había pensado con anterioridad. Por otro lado tenemos en consecuencia esos países en vías de desarrollo en los cuales ese capitalismo de finales del s. XIX y principios del s. XX sigue, en esencia, siendo igual, con la diferencia de la técnica, la cual en vez de mejorar la calidad de vida del proletario sólo se usa para mejorar la productividad con el mismo soporte industrial y social, sin atender de ninguna forma a los valores sociales, éticos y humanos que tanto han permeado, desde la superestructura, la infraestructura de los países occidentales.

Con esto llegamos a una temprana conclusión, y es que si en occidente, donde las relaciones sociales y de producción han cambiado tanto en pos del bienestar de los trabajadores, ¿cómo se da esta diferencia con los países en vías de desarrollo o subdesarrollados, donde más bien se da una producción descarnada capitalista poco evolucionada?.

Me lleva a plantearme esto la siguiente cuestión, y es que, las relaciones del capitalismo de los países occidentales han permutado en pos de un neo-imperialismo, donde, para mantener el bienestar del mercado, es necesario que el capitalismo de producción clásico se de en esos países huérfanos de movimientos sociales y sindicatos, es decir, países que no ponen trabas, para de ese modo rellenar el capitalismo de mercado que se dan en los países industrializados donde la producción antes descrita se ha transformado en una producción especializada.
Si es así, se da entonces una estructura de la realidad social en tres niveles, donde, la infraestructura es el capitalismo que crea en los países en vías de desarrollo y subdesarrollados una superestructura capitalista clásica para surtir a los mercados de los países desarrollados de productos que a su vez no pertenecen en ningún modo a los primeros, sino que son propiedad de las empresas de los propios países desarrollados, dándose en estos, una superestructura social y política donde la comodidad de las personas y su bienestar reposan sobre el malestar de las personas de los países subdesarrollados.

Pero esto de ningún modo queda tan sólo así, sino que hemos de avanzar más en las consecuencias de este capitalismo y llegar hasta extremos que se salen del marco conceptual creado por Marx para analizar la historia.

En primer lugar hemos de fijarnos en esa propia estructura a tres niveles donde el capital ha creado dos superestructuras distintas, siendo estas una la propia de los países desarrollados y otra la propia del capitalismo clásico que se dan en aquellos países en vías de desarrollo o subdesarrollados. Si bien analizar a estas últimos no arrojaría nada nuevo a la luz, sí que podemos atisbar de esta manera cómo existen las clases definidas por Marx a un nivel mayor del individual. Ya no podemos sólo hablar de proletarios y burgueses, sino que incluso, debemos hablar de países proletarios y países burgueses,. Esto no se da de ningún modo porque las personas de unos países u otros sean completamente burgueses o completamente proletarios, se da, más bien, porque unos países, los desarrollados, son dueños, o mejor dicho, se adueñan, de los medios de producción y se apoderan del trabajo, del plustrabajo y del plusvalor de los países proletarios que son esos en vías de desarrollo y subdesarrollados. De esta forma se mantiene esa estructura que se aprecia tan evidentemente en cuanto al capitalismo clásico.

Pero ¿Qué pasa cuando tornamos nuestra vista hacia esos países burgueses y analizamos sus sociedades más a fondo?

Cuando hacemos esto apreciamos que de ningún modo se dan las mismas diferencias sociales que antaño se daban. Esto se debe a que ya no sólo existe en la propia superestructura unos proletarios o unos burgueses, sino que además, con el tiempo, se ha creado en estos mismos países una curiosa anomalía conocida como ‘’clase media’’.
Esta clase, que se ha creado por medio de la ‘’lucha social’’ que se ha venido dando desde principios del s. XX es en sí una evolución misma del proletariado más clásico que ha conseguido llegar a este estatus más igualitario con la burguesía por medio de la reivindicación social. Esta ‘’clase media’’ es la victoria más clara del Socialismo, y quizás, sea su única victoria útil dentro del propio marco social. No obstante no debemos dejarnos persuadir por los encantos de esta ‘’clase media’’, que parece en sí tan libreo como la burguesía sin caer en esa locura por las riquezas, y sin esa opresión enajenación tan propias de la clase proletaria. Esta clase, en sí misma, es un gran engaño. La victoria más grande del socialismo no es más que una victoria a medias, una victoria permitida por el capital para su propio beneficio, y es que es así, pues esta ‘’clase media’’ que se encarga del trabajo cualificado y de jugar al ciudadano modelo cada cierto tiempo en unas elecciones supuestamente democráticas no es más que una herramienta más del propio mercado. No es más en sí mismo que un medio de producción de capital. Y esto es así por la siguiente razón.

Si analizamos la historia del progreso en occidente nos encontramos que con la tecnificación de las fábricas y los propios avances tecnológicos cada vez se ha ido produciendo más y más. Esto llevó a un primer paso que fue el imperialismo y que sirvió para colocar esos bienes excedentes en mercados nuevos, es decir, de aquellos territorios conquistados, además con esto obtenían nuevas materias primas y otro tipo de beneficios que no vienen ahora al caso; cuando estos territorios comenzaron a ser conscientes de que eran, o mejor dicho, debían ser independientes, los países desarrollados se vieron en la tesitura de crear unos nuevos mercados donde distribuir esos productos que tan excedentemente producían sus fábricas.
Aunque los países desarrollados seguían vendiendo sus productos en el mercado extranjero, estos, comenzaban a no poder abarcar la cantidad de bienes producto de la industrialización.
Así, la clase media nació como producto de la necesidad del capital de distribuir los bienes excedentes. Con la creación de esta clase no sólo se creaba un nuevo mercado con infinitas posibilidades de adquisición de nuevos bienes, sino que también se obtenía una masa manipulable y maleable en la cual se podían introducir nuevas necesidades conforme el mercado necesitase.

De este modo la ‘’clase media’’ actúa como una herramienta más del mercado. Lejos de estar libre de esa ambición de la burguesía, esta clase está cegada por estas ansias de riqueza que la llevan a satisfacer sus supuestas necesidades, necesidades, que no son más que inducidas y creadas por el propio mercado y se presentan de este modo como peor alienación que la que se da en el proletariado, pues, la publicidad, las modas, y todo ese conjunto de armas que utiliza el capital para crear esas supuestas necesidades no hacen más que enajenar a estas personas de sus propias identidades.

Y lo hacen hasta el punto que incluso se crea una serie de afecciones y enfermedades que muchas veces hacen obsesionarse al individuo de tal modo y hasta tal punto con el concepto de supuesta moda, de supuesta necesidad que muchas veces conducen a este a la ruina o incluso a la muerte.

Se concluye de esta manera que existen países proletarios y otros burgueses, y que en los países burgueses se da una nueva relación entre las clases al existir una nueva clase oprimida que es la clase media. Pero parafraseando al propio Marx diré que el propio capital genera las armas con las que ha de ser destruido y a su vez entrena a las personas que han de destruirle, pues en esa ficticia victoria que es la clase media se genera la necesidad auténtica de obtener una educación, se genera la necesidad de unos derechos y de una cultura que abren la puerta a esas personas a elaborar un pensamiento propio como el que aquí veis de mano de uno de esos integrantes de la clase media.

Por tanto, ahora bajo esta tesitura, la revolución ya no sólo se debe dar en las fábricas ni en el seno del proletariado, sino que ha de comenzar de esta manera también por la concienciación de la clase media como una clase oprimida y explotada, pues al fin y al cabo, ambas, proletariado y clase media no han sido más que herramientas en manos de la burguesía y ahora de esta forma deberían también revelarse ambas en contra del poder.

Faltaría por analizar la otra forma de conseguir capital que ahora se da, esta forma es la especulativa, y se trata de especular con el capital con el fin de recibir mayores intereses y rentabilidad. El problema de esta forma de capitalismo no es que sólo genera pobreza y miseria en las otras clases si no que llega también a generar deuda del resto de clases sociales sin que estas siquiera hayan tenido participación en este tipo de actividad del capital.

Esta es por tanto la peor forma de capitalismo que se da actualmente, pues, su capacidad de generar crisis es tan destructiva que el golpe que asesta sobre las clases oprimidas, que deben soportar a las opresoras, puede llegar a ser mortal hasta el punto de crear injusticias peores de las que se habían visto con el capitalismo clásico.

No puedo hablar mucho de esta clase de capitalismo, sin embargo diré, que el comportamiento que mantienen la clase burguesa en esta orgía capital es tan reprochable que hasta muchos de ellos mismos deberían sentir náuseas de sus propios congéneres. Es de tal forma tan detestable que especulativamente se podrían llegar a hundir países, tan sólo con el movimiento del capital. Lo cual nos presenta un mundo muy oscurecido en manos de un capitalismo que se ha salido de control y ha perdido todo tipo de mesura por completo.

Es al observar el mundo de esta manera cuando más se nos debe hacer presente la necesidad de un cambio. Si bien hemos analizado el mundo desde una perspectiva propuesta por Marx y Engels, es decir, desde el marco conceptual del materialismo histórico, personalmente, no creo que ese mismo comunismo propuesto por ambos autores llegase a funcionar, de hecho, históricamente no ha dado sus frutos al quedarse en el gobierno de los países que se declaran comunistas una clase política que acaba por corromperse y acaparar el poder.

Sin embargo, haciendo caso al análisis, algo debería cambiar en este mundo que se presenta de esta manera tan desagradable. A sí que hemos de concluir esta charla con la unión de la primera y última frase del propio ‘Manifiesto comunista’…

Un fantasma recorre Europa (el mundo), el fantasma del capitalismo, así que, proletarios del mundo, uníos.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

If...

Si en la vida no podemos llevar una buena acción a cabo más que por miedo al reproche ajeno, si no podemos hacer nada loable más que huyendo del castigo legal, si no podemos obrar correctamente más que por evadir un juicio divino, o por obtener de esa misma fuente, favores eternos.

Si no podemos ser simplemente buenos sin más que porque de ello nos beneficiamos, si no podemos contemplar el bien más que si trae tras él la aprobación de otros, si no podemos seguir simplemente esa voz de la razón que abre en nosotros el camino al bien más que por perseguir absurdamente aquello que de forma tan fútil y material queremos.

Si no podemos ver más allá de la piel de una persona, o de sus ideas, procedencia o físico. Si no podemos más que apreciar los accidentes que marcan la sustancia. Si no somos capaces más que de atarnos al perjuicio y dejar suelta la ignorancia. Si no tenemos dudas al apalear a quien es diferente sólo porque lo es sin darnos a la vez cuenta de lo diferentes que somos nosotros también. Si no podemos mirar a una mujer, o a un hombre, en vez de por sus bellas formas por su forma de ser.

Si no podemos admirar a los hombres (como especie) simplemente por su bondad. Si no contemplamos de ningún modo el poder perder nuestro bienestar aunque sea por aquellos que decimos amar.

...Si no somos en ninguna forma capaces, simplemente porque debemos, de obrar de forma correcta…

La educación, la ética, el humanismo y toda la especie humana junta habrán fracasado en su empeño y estará por siempre avocada a la más vil derrota que jamás haya sufrido desde que un buen día un hombre llamado Tales se calló en un pozo y una hermosa esclava tracia se rió de él, dando así pie a la filosofía.