viernes, 23 de octubre de 2009

Problemas concupiscentes


Personajes: Marco y Júlio.

[Entra a escena Marco, andando de forma torpe y con las piernas separadas]

Marco: ¡Júpiter bendito!¡!que calor!

Júlio: Pero como que calor, ¡por Pólux!, ¡si estamos en diciembre!

Marco: Pues yo tengo calor. ¡Mira! [Enseñandole la entrepierna]

Júlio: ¡Pues, por Júpiter tonante, si que debes tener calor amigo!

Marco: Como ves si.

Júlio: Y ¿cómo puede ser amigo?

Marco: ¡Que Júpiter me fulmine si yo lo sé!

Júlio: Pues si que le costará fallar, con tal concupiscencia.

Marco: ¡Hay de mi y de mis calores!

Júlio: ¿Y duele?

Marco: Como nadar en el Flegeonte

Júlio: ¿Y molesta?

Marco: Como los leprosos en las calles

Júlio: ¡Por Júpiter si que tienes problema grave amigo mio!

Marco: Y que lo digas, pero que quien haya hecho esto deba paar, por las furias de Urano, que no quedará impune, no te quedad duda, puyes si bien es cierto que entre las féminas es tentación para mi es perdición completa, ya que molestaduele, y además es cuestión de risa y de calor de los que están a mi lado.

Júlio: Ni tanto compañero

Marco: ¿A que te refieres Julio?

Júlio: Que si bien cierto es que molesta, hiede, acalora y duele, no es parco en verguenza ni en escándoalo, asi como es todo eso, tambien es leve fino y breve y por eso para mi que no habrá de quien note que ahi abajo algo se mueve.

viernes, 16 de octubre de 2009

Justicia

Los edificios grises se elevaban sobre las cabezas de los viandantes, gigantes de hormigón y cristal que durante más de medio siglo habían sido la seña de identidad del llamado centro del mundo, Nueva York. En uno de esos edificios de la ''Gran Manzana'' vivía Jonh VanHouten, un abogado agresivo conocido en todos los juzgados de la gran ciudad del río Hutson como ''El tiburón de la gran manzana'' por su ansia de ganar los casos y su afán por sacar el máximo beneficio de todos sus clientes, en realidad era más bien como una barracuda que con sus dientes de sierra podía desgajar los pedazos de cualquier presa que cállese entre sus fauces. Tal era su afán por cobrar pieza que le daba igual el cliente, el caso, la ética y la moral, el no la poseía, se escudaba en su código deontológico, si es que para él existía tal, pues donde hubiese dinero allí estaba VanHouten, donde hubiese poder allí estaba VanHouten, sin embargo cuando la señora Bellamie le necesitó para salvar su casa pese a esta haberle amamantado desde niño por el cáncer de mama de su madre VanHouten estaba demasiado ocupado. En realidad Jonh VanHouten, lejos de lo despiadado de si mismo era un hombre atractivo de metro ochenta, pelo negro y abundante, complexión fuerte y ojos incisivos y profundos, pero a la vez con el alma tan negra que era imposible entreverla entre sus ojos azul oscuro. ¿Quién podía prever que en su exitosa carrera podía haber un único punto negro, una oscura maldición y más allá de todo ello la verdadera llave a las puertas de un infierno personal que le quitaba el sueño por las noches y le carcomía el alma por el día?.
Durante el año 2005 Jonh VanHouten aún no era el prestigioso abogado que hoy en día había llegado a ser por su agresivo carácter, a penas era un neófito de la profesión recién salido de la universidad de San Diego, y ni siquiera las prácticas en el bufete de su tío le servían para despegar. Un buen día se le cruzó el que debía ser el caso de su vida, un caso de asesinato múltiple por la mano de un inmigrante jíbaro que al parecer asesinaba a sus víctimas cortandoles la cabeza para después reducírsela. Parecía el caso que debía llevarle a la fama y así fue en cierta medida. Él pretendía alegar una psicopatía para evitar la pena de muerte, no obstante, Estados Unidos no perdona a los inmigrantes y menos a los inmigrantes asesinos y el jurado le declaró culpable de asesinato en primer grado condenándole a Inyección letal. Para VanHouten esto no significó nada, de hecho le había hecho medrar, sin embargo la condena para él vino después, cuando en la camilla, a punto de ser ajusticiado, Gabric Sseksel, el asesino, prometió venganza contra su abogado tan deficiente, dijole entonces que como último deseo quería volver de entre los muertos para vengarse de él, para cortarle la cabeza y reducírsela y llevársela de vuelta consigo mismo al infierno. Esto caló tan hondo en el joven abogado que nunca pudo olvidar aquellas palabras. Hoy sentado en su estudio, con un Bourdbon entre las manos bebía pensando en aquél momento. Al pasar el tiempo cada vez se había ido difuminando más en su mente, pero, nunca pudo quitarse aquélla ansiedad, aquél miedo a que su defendido volviese para arrastrarle a un destino más doloroso que la muerte. Él jamás había creído en las religiones ni en los castigos eternos, pero aquellas palabras calaron tan hondo en él, que pensar en ellas aún le daba miedo. Bebió un trago, se calmó, y respiró hondo cerrando los ojos en su sillón de terciopelo negro con orejas, se quedó traspuesto cuando de pronto un estrépito sacudió la casa, se despertó de golpe, parecía como si algo se hubiese caído en la cocina, se levantó y recorrió inseguro el espacio que le separaba de ésta salita que apenas usaba más que para guardar el alcohol y algún que otro aperitivo para ver los partidos de sus amados Yankies. Se paró y miró intentado escudriñar la oscuridad y buscar algo entre las formas que hacían los diversos utensilios, al final encendió la luz y vio que los cuchillos se habían caído al suelo, cosa que pasaba de costumbre, por el mal asentamiento de la cuchillera que había comprado en la tele-tienda, maldijo a la maldita compra por teléfono una vez mas y se dispuso a colocar los cuchillos y advirtió que le faltaba uno, el gran cuchillo de trinchar, pensó que habría caído bajo alguna encimera y decidió que ya lo cogería por la mañana, que estaba demasiado cansado para ponerse a buscarlo en ese momento, volvió a su sillón, apuró lo que quedaba de bourdbond de un trago y se acomodó en el suave terciopelo, nada parecía indicarle lo que sucedería a continuación. Una mano salió de detrás del respaldo del sillón para tomarle de la cabeza y con un pañuelo untado en cloroformo le tomó de sorpresa y mientra iba sumiéndose en el sueño drogadicto del cloroformo advirtió algo que le heló la sangre en las venas, una risa histérica, como la de aquél jíbaro. ¿Era posible aquello?. Lo cierto es que nunca se volvió a saber de Jonh VanHouten con vida, al cabo de dos días unos vecinos descubrieron su cadáver en la bañera, si es que a ese amasijo de carne se le podía llamar cadáver pues alguien lo había sumergido en cal viva, sin embargo, nunca se volvió a saber de su cabeza.

martes, 13 de octubre de 2009

De la política española

De un tiempo a esta parte llevamos observando como las dos grandes fuerzas políticas se vienen dando palos entre si para disputarse los restos ajados de poder que aún se conservan en este país.
Cada vez más metidos en una crisis, que si bien no ha sido del todo fomentada por las meteduras de pata de la clase política, si que han ayudado a engrandecerla de forma cuasi abierta para de este modo sacar sus pingües beneficios de la causa y obtener sus grandes objetivos. Tanto PP como PSOE han echado mano de las circunstancias para tratar así de echar del poder el uno al otro, la liza se ha desarrollado ya durante casi dos legislaturas, los dos años de ésta última sobre una recesión económica a nivel mundial, bajo este panorama y estas circunstancias es lógico que el país vaya mal. Los políticos, palabra que humildemente pienso que les queda grande (como un serón sinceramente), por lo cual mejor dicho les llamaré demagogos, bueno, el caso, es que nuestros ''queridos'' demagogos, señores y señoras, se obcecan por atesorar poder, dinero y bienes mientras que en los comicios y reuniones del congreso de los diputados, mas ''putados'' que ''di'', no va, como se dice en mi pueblo y por no sacar a relucir el tema sagrado, ni el Tato no señores y señoras, trabajar para que el pueblo no tenga carencias, trabajar para que el pueblo no se empobrezca, trabajar para que el país prospere no sale rentable en estos días, a si que mientras que llenan sus alforjas nuestros señores demagogos, nosotros, los ciudadanos, miramos con cara de bobos como no hacen su trabajo. ¿Cómo pretenden, señores, pues que en la iglesia no nos llamen rebaño? ¡Si es lo que somos!, hemos ido perdiendo nuestras libertades sin alzar la voz, y encima hasta aplaudiéndoles hasta tal punto que incluso permitimos que nos minen el futuro. No se engañen, queridos amigos, ya que esto no es un problema de quien gobierna, ya que ambas fuerzas, ambos partidos, ambos demagogos harán lo mismo fueran quienes fuesen, esto es, queridos amigos, un problema de nosotros, el pueblo quien, con cara de idiota está viendo como nuestros amantísimos demagogos se llenan la bolsa y el bolsón a costa de cargarnos la ínclita responsabilidad de llevar a nuestras costillas sus cuentas, sus cuentas bancarias, y después dirán, tendrán la desfachatez de decir que ellos trabajan por el bien de España, y unos cojones Mariloles, ellos trabajan por el bien de su hucha, por el bien de sus chalés en la moraleja, por el bien de sus grandes palacetes en el centro de Madrid, por el bien de sus pisos de doscientos metros en el barrio de Salamanca, en definitiva, trabajan para si mismos y nosotros somos tan gañanes que nos dejamos, no sé como lo vean ustedes pero yo estoy sinceramente harto de que me roben, mangoneen y me traten de idiota hacia arriba a si que, como el único derecho que me queda es el derecho de expresarme libremente (a través de Internet ya que si me pongo a gritar esto en plena puerta del sol seguramente me acusen de escándalo público) he decidido escribir esto para que quien lo lea de su opinión al respecto y se atreva a opinar libremente allí donde fuere publicado. Gracias a todos por leer esta parrafada sobre demagogos, mentirosos y otras huestes llamados políticos.

sábado, 10 de octubre de 2009

Agora


Siglo IV a.C., en los últimos albores de la civilización que dominó a todo un continente, el Imperio romano, en la provincia de Aegíptus, especialmente en la ciudad de Alejandría, los cristianos, cada vez más influentes en el resto de culturas, tratan de someterlos a base de presión violénta y política. Cuando todo rastro de razón desaparece para dejar via libre al fanatísmo y la locura humana nada sobrevive. A su vez nos introducimos en la piel de Hipátia, una genial filósofa contemporanea a los hechos que ve como su mundo, como todo lo que le rodea va callendo para dejar paso a la barbárie y las ruinas de lo que había sido su hogar y que ya nunca volvería a ser lo mismo. La desesperación, la razón y el conocimiento, la muerte, el amor, el deber, todo se explora en este genial film de Alejandro Amenavar quién nos narra una historia que no dejará al mundo indiferente, escenas escalofriantes, una genial trama argumentál así como la denuncia social hacia el fanatísmo se nos muestra en esta película que sin duda pasará a la historia de los largometrájes como uno de los mejores celulóides jamás realizados. El reparto representan de una manera magistral la vida y desesperación de la filósofa Hipátia así como la laveríntica red de sentimientos que expone al expectador esta película donde se entrelazan tantos puntos. Se mezclan lo mejor y lo peor de la sociedad para dar como resultado una obra de arte merecedora de ocupar un lugar destacado en cualquier filmoteca que se precie.

Espero que les guste la película tanto como me ha gustado a mi, un placer, como siempre y un saludo a todos los que lean este pequeño apartado de mi mente al que llaman blog.