lunes, 9 de febrero de 2009

Cuentecillo de los idiomas

Visto lo visto en torno a las diferentes lenguas de nuestra península les voy a contar una historia, que, aunque parezca mentira es terriblemente real.

Hace mucho, mucho tiempo, en Europa y en el oeste de Arabia existían unos pueblos, disgregados y libres que hablaban sus propias lenguas que usaban para comunicarse entre si. De pronto, un indoeuropeo llegó y otro, y luego otro y otro y así, los pueblos que antes vivían allí fueron desterrados y conquistados y bien, trajeron consigo los indoeuropeos su lengua, sus costumbres y las fueron implantando para que todos hablasen igual y pudiera haber concordato entre todos, y bien, los indoeuropeos desaparecieron y su lengua y sus costumbres se fueron separando, se fueron alterando de tal modo que todos esos países quedaron de nuevo separados pero ya no había acuerdo entre ellos, y se pegaban y se mataban los unos a los otros, por fin Roma llegó al poder de tal modo que de nuevo, en esos pueblos se volvió a instaurar un idioma y una cultura similar, al caer el imperio romano esa lengua y esa cultura pervivió no obstante, en vez de quedar como cohesión entre los pueblos, la lengua, el latín, la cultura latina quedaron relegadas a engrandecer las diferencias entre ricos y pobres, nobles y plebeyos y así, el pueblo en su infinita rebeldía comenzó a idear un idioma, y los que nos atañen para esta historia son el Gallego, el Castellano y el Catalán y en vez de servir para lo que debe servir un idioma, una lengua, sirvieron y sirven ahora para seguir creando diferencias y yo me pregunto pues... si un idioma sirve para hablar, para comprenderse ¿por qué a día de hoy lo usamos para lo contrario?.

Perdonen que hoy les deje con estas dudas, y me vaya sin terminar este cuento para poder vivir para siempre con la gente que en realidad sí quiere comprenderse.

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